Al atardecer, me adentre en un bosque
para así conseguir escapar de mis perseguidores.
Por alguna razón los caballos de los purificadores
no dieron paso dentro de aquel misterioso bosque.

Aproveche la ventaja y seguí adelante...
cuando me fui alejando pude percibir una
energía muy fuerte, solo comparable
con la de Dante aquella noche.

Me fui acercando poco a poco,
el aire se hacia denso y a medida que avanzaba
los arboles abandonaban su color verde
para cambiarlo por un gris oscuro,
ademas sus hojas ocultaban la luz del sol,
de tal manera que reinaba una
penumbra casi eterna.

No tenia nada que temer,
quizás fuera alguna concentración de Ultreya,
ya había visto algunas antes, pero ninguna como esta.
Mas todas son diferentes, como los sentimientos de las
gentes.

Me fui acercando, ya que fuera lo que fuera
yo también herede algunos de los poderes
de Ultreya, y podía bien defenderme.
Apesar de que la lucha con los purificadores
me había agotado en sobremanera, ya
había tenido algún tiempo para reestablecer
mis energías.

Me voy acercando cuidadosamente,
ya que mis sentidos dudaban y mi alma
rechazaba aquel camino.
A medida que avanzaba
pude notar que el suelo también se iba secando
y de el salia un olor putrefacto. . .

Hasta que al fin llegue a un claro
de donde venia aquella gigantesca
energía y pude vislumbrar entre
la niebla del lugar una pequeña entrada
a forma de sepulcro familiar.

Unas escaleras servían de entrada,
era una decisión fácil, podía entrar
en la tenebrosa catacumba, ó en cambio
pasar frió y hambre tratando de cruzar el bosque.

Paso a paso la energía, ahora claramente oscura,
se fue intensificando, y de alguna manera mi energía también...
Gire dos veces siguiendo el único camino que existía,
hasta que me tope de sorpresa con una puerta de madera negra
tan grande que parecía de un castillo.

Sobre la puerta una inscripción en
Tolomeo rezaba:

"Muestranos tu fuerza, entreganos tu alma,
podrás pasar, obtendrás poder"

Hace años no leía nada en Tolomeo
según dicen algunos la lengua nativa del Primero.

-Os lo digo, mi poder blanco es, no aspiro a mas poder,
mas busco refugio, y si probar mi poder es lo que
deseais, concederé vuestro deseo complacido.-

Saque de mi abrigo la manopla especial
que poseía y concentre por un momento el poder
en mi puño.

Luego con toda mi alma eufórica
golpee aquella puerta.
La tierra tembló, de las paredes
se sacudieron y en el piso quedaron mis huellas,
Mas la puerta no cambio en lo absoluto...
Y de alguna manera, la puerta dreno todo el
poder de mi golpe.
Quizás se activase al contacto con energía.

Agotado y sorprendido, quede mirando mi
manopla, pues se había rajado con el golpe.

De pronto y lentamente, la puerta cambio de
forma a una puerta mas pequeña y se abrió. . .

Mis ojos no dieron crédito a lo que se
mostraba ante ellos. . .







karraZ

Abelardo a secas.
Abelardo a menudo recordado.
Sufrido Abelardo.
Abelardo, joven
aun después de muerto

Cuentan las ancianas de Stravon
que Abelardo al igual que Dante
nació de familia humilde.

Que fue desde la juventud
sirviente en el Castillo de Sif
dueño de un tal Barón Sebastian Pontimaz.

El Castillo en cuestión se haya en una gran colina,
rodeado por inmensas tierras mas que fertiles.
Las puertas del castillo ostentan grandes cadenas
en señal de refugio para gentes acusadas de crímenes.

Allí Abelardo se desempeñaba
como Criador de caballos,
y de limpieza si hicieran falta brazos,
del castillo.

Es en esas condiciones que conoce
a la hija de su señor, Dama muy hermosa
aficionada a los caballos y, debo decir,
dueña de una gran elocuencia.

Danniela Pontimaz era su nombre.
Princesa de Sif y heredera del
Castillo de los vientos, como le decían.

Princesa como era, y hermosa heredera
como fue, no le faltaban pues muchos
y buenos pretendientes.

Y el Barón presto se encargo de buscarle
uno digno de su tan hermosa hija.

Mas el destino a menudo cruel
y despiadado, había entregado
el corazón de Danniela al criador
de caballos.

Mientras el Barón no dejaba de
buscar un buen marido para su hija,
la princesa no hacia mas que suspirar
y llorar al ver que su corazón, traicionando
a su padre y a su posición se había enamorado
del pobre Abelardo.

Y así pues su padre encontró en el
hijo del señor feudal vecino un buen partido,
Martín Pendran era su nombre.

Oh cuan desatinado destino
te guardo esta desgracia Abelardo!

Oh pobre de ti, y pobre de tu amor!
Mas pobre la princesa atrapada en la torre
mas alta del castillo, al su padre enterarse
del amor de su hija hacia un villano.

El Barón maldijo y mil veces profirió
toda clase de improperios cuando su Princesa
le confeso que su corazón tenia dueño desde hacia tiempo
y que el dueño era un simple villano.

La mando pues a encerrar en la torre
con orden de que no entre ni salga nadie
hasta el día de la boda.

Mas en las noches se podía
ver como una potente luz verde
salia de la torre y se posaba en la villa,
cual faro en el mar.

Pasaron días, semanas, meses, y no se
había vuelto a ver a la princesa, ni al
criado, que con excusa de mala salud
fugo del castillo.

El día de la boda estaba ya todo preparado:
invitados, cortejo, orquesta, obispo, cena y novio
se esperaba a la princesa bajase de la torre para
desposar a aquel desafortunado.

En vez de eso en la puerta sonaban fuertes golpes,
una vez abierta Abelardo entro,
entre sollozos explico que venia a pedir asilo
pues había asesinado a su amante
por petición de ella misma
ya que al ver su suerte hechada
prefirió morir antes que dejarse caer
en brazos ajenos.

El Barón al oír todo esto
enfureció de sobre manera, pero
no podía matarle, pues su castillo era
refugio.

Entonces le dijo que se marchase lejos
y que nunca regresara.
Tal fue su expresión que Abelardo
acepto irse, se dio media vuelta
y dijo:

- Mas debe saber Barón, que
de haber usted aceptado mi amor
con la princesa, nada de esto hubiese ocurrido-

ni bien hubo terminado de hablar
el Barón le clavo una daga desde la espalda,
daga que, si se puede decir, le destrozo el corazón.

Entonces Abelardo cayó al suelo
y cual misteriosa magia se hundió en el suelo verde
tornándolo negro.
Mas no quedo allí, el Color negro
se expandió hasta rodear completamente el castillo.

Además se dice que Desde la torre descendía un musgo
verde, que se unía con el negro de la tierra.

Hubo pues que el Barón al quedarse sin hija
y sin castillo, se quito la vida entre las gentes que
salían despavoridas al ver aquel fantástico espectáculo.

Aun hoy el castillo sigue deshabitado,
siempre por temor de los caballos
negros que Dalamar sabe de donde salen,
y por la dama que lo custodia.

La desgraciada Princesa del Viento.






karraZ

Cuentan en la vieja ciudad de Paremon
que una anciana y su nieta le vieron llorar.

Allí en la cima de una colina,
Dante miraba al horizonte,
y tenia en las manos
un pequeño botecito de madera ya viejo,
pero bien cuidado.

Apenas hubieron subido la colina
lo vieron con su inconfundible gabardina blanca
sentado en la colina mirando el horizonte.

Era un día soleado a las 3 de la tarde,
cuando su nieta jugando se le acerco,
noto que lloraba y se quedo mirándolo...

El no advirtió la presencia de la niña,
entonces la abuela desconfiada
fue rápidamente donde la niña
y le cogió de la mano,
mas antes que pudiera llevársela la niña profirió:

"por que estas llorando."

Él pareció volver de golpe del umbral de su mundo
y le dijo dulcemente:

"no lloro niña es la lluvia que moja mi rostro"

Entonces comenzó de la nada a llover,
ni bien hubo terminado la oración las gotas
comenzaron a caer desde aquella colina
hasta donde alcanzaba la vista,
lluvia suave y triste, sin viento,
el cielo se nublo inmediatamente,
y no salio arcoiris alguno.

Llovió allí hasta que Dante se hubo ido de la colina.
Y aun hasta que salio de la ciudad.
Sus lágrimas se confundieron con la lluvia.

Hasta el día de hoy aun llueve,
el día en que se encontró a Dante en aquella colina.
Aquel día como hoy, día cinco del mes segundo.

Se cree que esa fue la primera vez
que Dante y Ultreya fueron una misma alma.




karraZ

"16 años cumplidos,
16 nefastos años.
16 años de miseria,
miseria de ver a mi amada
Ultreya, transformarse en
algo para mi desconocido."

Con este brindis en soledad
y a media noche exacta,
Dante cumplió el ritual numero 16,
mientras las dos lunas de Ultreya
(Atoz y Phran)Lo acompañaban silenciosas.

"Un tipo curtido"
muchos decían,
pocos le conocían.
Siempre solo,
"solo Dalamar sabe de que vive"
decían también.

Se le veía de ciudad en ciudad,
nunca se le conoció mujeres o amigos.
Solo algunos pocos, contados con los dedos,
fueron capaces de arrancarle algunas palabras,
y fueron aquellos quienes que le reconocieron
aquella fatídica noche, que aun
estaba por suceder.

Dante, su pasado:
un total misterio,
siempre que se le preguntaba
daba una respuesta diferente:

-un incendio acabo con mi pueblo y yo fui el único sobreviviente-

-nos ataco una tribu de salvajes-

-sufro de amnesia y no recuerdo nada-


Sin embargo, cuando
terminaba de relatarlo
se podía distinguir
un cierto tipo de velo,
se iba la luz de sus ojos
y se transformaban en
profundos pozos sin fondo,
negros como el alma de un demonio,
su voz mutaba a una voz agónica
y rasposa.

El ambiente se tornaba tétrico,
se sentía un frió gélido,
aun si fuese verano.
Es quizás esa manera en la que
dejaba salir de a poco sus sentimientos.

Cuando pasadas ya dos semanas
de estar en una ciudad,
Dante emprendía rápidamente
la retirada sin despedirse de nadie,
ni dejando a nadie

Pocos lo recordaban,
siempre por la gabardina blanca
impecable que llevaba,
y en días lluviosos
una completamente negra,
como para esconderse de algo.

Se le conoció el habito
de salir durante la lluvia
a fumar un cigarrillo,
quien sabe donde o cuando
adquirió aquel vicio,
que en aquel hombre tan ignoto
se veía mucho mas elegante, que errático.





karraZ

Ultreya

Ultreya es un mundo magico...
un mundo que va mas alla del entendimiento clasico de la magia....donde la magia y los sentimientos cobran forma...
los invito a que descubran conmigo Ultreya.